Día: 20 de diciembre de 2019

El Lisitski, revolucionario

Lázar Márkovich Lissitzky (1890-1941), conocido como El Lissitzky (o Lisistki, en español), fue un pintor, arquitecto, fotógrafo y diseñador gráfico ruso, de ascendencia judía, visionario y revolucionario en el campo del diseño y también en el político, puesto que estuvo identificado con la revolución bolchevique de 1917. Fue una de las figuras más importantes de la vanguardia soviética, contribuyendo al desarrollo del suprematismo (junto a su amigo Kazimir Malévich), y diseñó numerosas exposiciones y obras de propaganda para la Unión Soviética.

Nacido en Smolensk (cerca de Polonia, donde también nació Isaac Asimov en 1920), se fue a Petrogrado a estudiar Artes, pero terminó estudiando arquitectura en Darmstadt, Alemania, a los 19 años. Allí asimiló los principios materiales y estructurales que se convertirían en la base de su arte. En 1919, el pintor Marc Chagall, director de la Escuela de Arte de Vítebsk, lo invitó a unirse al cuerpo de profesores para enseñar artes gráficas, impresión y arquitectura; allí estableció su amistad con Malévich, quien le impulsó a desarrollar sus propias ideas creativas. Lisistki vio en la revolución rusa que comenzó en octubre de 1917, un inicio para todas las expresiones humanas, y hasta 1921 aportó con sus iniciativas, sangre nueva a la naciente Unión Soviética. Ese año se trasladó de nuevo a Alemania, y allí tuvo contacto con las nuevas corrientes estéticas: De Stijl, Bauhaus, Dadá. También aquí reafirmó sus concepciones constructivistas, asimilando las nuevas tecnologías en impresión y fotomontaje.

Entre 1923 y 1925 trabajó en varias publicaciones periódicas, y diseñó diversas revistas, participando activamente en algunas, como Veshch («Objeto» en ruso) o Broom, una revista norteamericana de avanzada. Como diseñador, Lisistki no decoraba la revista, el libro o la página, sino que pensaba en el objeto visual como un ente completo, programado y unificado. Para él eran importantes las relaciones visuales, los contrastes de los elementos y la tipografía, que seleccionaba muy cuidadosamente. A partir de 1925, y ya con una incipiente tuberculosis, dedicó su talento a los proyectos comunicacionales del gobierno soviético. Siempre dio prioridad a la responsabilidad social del diseño, incorporando las nuevas tendencias a las necesidades de la mayoría. Durante la década de 1930 consolidó su estilo y trabajó en el arte y la arquitectura, a la par del diseño gráfico.

En 1939 construyó el pabellón soviético para la Exposición Mundial de Nueva York de ese año. Pero en diciembre de 1941 su salud colapsó, y murió justo seis meses después de que Alemania invadiera a la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Gracias a su responsabilidad social y su compromiso con el pueblo, su dominio de la tecnología en favor de propósitos nobles y su visión creativa innovadora, pareja del progreso del siglo XX, El Lisistki estableció una pauta de excelencia y originalidad que aún hoy es trascendente.